Molineros: el arte silencioso que transforma el trigo en alimento.
Detrás de cada pan, de cada pasta, de cada alimento a base de trigo, hay manos que trabajan con conocimiento, precisión y compromiso. Son los molineros, profesionales esenciales en la cadena de valor del trigo, cuya labor muchas veces permanece invisible para la mayoría de las personas.
El 30 de junio se celebra en Argentina el Día del Trabajador Molinero, una fecha que busca visibilizar y homenajear a quienes operan en los molinos, controlando, clasificando y transformando el grano en harinas de distintos tipos y calidades.
Un oficio que combina técnica y experiencia
Moler el trigo no es solo un paso intermedio: es una especialidad que demanda conocimientos técnicos, adaptación a la tecnología, sensibilidad en el trato del grano y también intuición, fruto de años de experiencia.
Los molineros deben conocer el comportamiento del trigo según su variedad, humedad, nivel de proteína y calidad panadera.
En cada proceso se decide cómo separar el salvado, cómo refinar la harina o cómo ajustar la molienda según su destino (harinas comunes, integrales, semoladas, etc.). Son decisiones que impactan directamente en la calidad de los alimentos que consumimos.
De la molienda artesanal al molino moderno
La molienda de trigo acompaña a la humanidad desde sus orígenes. En tiempos prehistóricos, se hacía con piedras y fuerza humana. Hoy, los molinos modernos cuentan con sistemas automatizados, control de calidad por sensores y trazabilidad de cada lote de trigo.
Aun así, el rol del molinero sigue siendo central: es quien vela porque ese proceso se mantenga preciso, eficiente y seguro.
Valor en toda la cadena
En Trigar creemos que valorar el trabajo molinero es valorar también el vínculo entre el campo, la industria y nuestra alimentación diaria.
Cada vez que elegimos un alimento con trigo, hay una historia detrás. Y en esa historia, el molinero cumple un rol que merece ser reconocido.